En mi lista hay asesinos,
asesinos de sueños
asesinos a sueldo
el sueldo que les pagan
la plata que se roban
el cuñado de mi tía
el palo de la escoba
la gorda que no baila
el flaco que la humilla
un guitarrista zurdo
unos tenis reparados
un perro que no ladre
y un gato que sea manzo
tengo cantantes en mi lista
que cuando cantan me da risa
también odio ir a misa
prefiero ir a la tiza
y la tiza es un barrio
donde roban a diario
cerca hay un balneario
pero es un poco sanguinario
porque de forma cruenta
balearon a Mario
hay políticos y pastores
religiosas que se meten consoladores
vagos que ganan mas que uno
el grupo con el que me reúno
la mentira del infierno
los que me ganan jugando uno
en mi lista esta el servidor público
que de público solo tiene su reputación
Alto no soy, tampoco un ser pequeño;
deambuló en la medida de un loco que esta cuerdo.
Estoy en el promedio de estatura
aunque irónicamente tengo miedo a las alturas.
Me dicen que tengo muy buena sabrosura
aunque aveces la amargura complementa mis locuras;
soy como un caballo que angustioso galopa
y me ayuda a buscar la platica pa´ la sopa.
Me las doy de crecido cuando me siento pequeño,
escucho todos y cada uno de tus lamentos;
me destroza un vagabundo que anda por la calle
cuando puedo le brindo algo de alimento.
Oigo sonidos que me leen,
sobreabunda bulla que me enzorra;
cuando no tocas la guitarra bien
prefiero encerrarme en una mazmorra.
Con un sonido hago que la brisa corra
sin embargo el aire me sofoca la porra,
así que un cigarro me fumo, y con el humo
el grumo de ansiedad me abandona.
Mi mejor amiga es de madera,
me susurra por la noches que le toque algunas partes,
aunque no es de todos los martes, cuando sirve de telonera
ella es mía y la toco donde yo quiera.
Si confío mucho me fracturo
y la salud es lo primero,
aunque siempre existe un pero
suelo ser un poco oscuro.
No me dejo llevar muy fácil
suelo ser temerario y apasionado
cuando me veo un poco atareado
resuelvo problemas de la forma más ágil.
Tengo unos raros fetiches
que son agrios como un ceviche;
la cebolla me deja asqueado
y odio que me dejen iniciado.
Tengo el don de mentir tranquilo;
enredo la gente fácilmente;
espero a que la buena voluntad me tiente
para darle buena cara y hacerle frente.
Queda mucho por contar;
mis defectos que me hacen ser armónico.
Pero también soy estratégico
y si te omito algunas cosas
seguir leyéndome se te hará mas exótico,
pero no olvides que entenderme es algo utópico.
Cuando emprendas tu viaje a Itaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. No temas a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón, seres tales jamás hallarás en tu camino, si tu pensar es elevado, si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. Ni a los lestrigones ni a los cíclopes ni al salvaje Poseidón encontrarás, si no los llevas dentro de tu alma, si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo. Que muchas sean las mañanas de verano en que llegues -¡con qué placer y alegría!- a puertos nunca vistos antes. Detente en los emporios de Fenicia y hazte con hermosas mercancías, nácar y coral, ámbar y ébano y toda suerte de perfumes sensuales, cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. Ve a muchas ciudades egipcias a aprender, a aprender de sus sabios. Ten siempre a Itaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguantar a que Itaca te enriquezca. Itaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte. Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las ítacas.